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FUENTE DE VIDA ENTRE CADÁVERES EN TRÁNSITO

Autor: Raimon Blu

Ediciones caralluma, Velefique (Almería) 2005. 70 páginas.

Fuente de vida entre cadáveres en tránsito de Raimon Blu* es la obra de un raro. Pero no raro por heterodoxo, sino porque se lee en los versos que lo componen el convencimiento de que la poesía es un mundo habitable y no la exégesis más o menos lírica del mundo que habitamos.

Nota del autor:

(...) De la tierra pelada, sin pepita, escuálida por el centenario azote del mismo viento, el mismo látigo…

Del arado como vértebra del pan y espiga primera, la que amanece alimento para los pájaros…

Del agua ausente para la siembra, racionada con lupa en el aljibe, en la lluvia, en las hojas de los cactus…

De la madera hecha hoguera para calentar un caldo, de los campesinos con hijos y sin campo…

De gazpachos, siestas y trenzas de esparto, de juncos y escombreras, del chico huérfano y la clase obrera…

De un humilde propósito brota mi poesía: “Si es posible el poema es posible la vida”.

Es la obra de un raro porque no le preocupa en absoluto por donde va la poesía actual, es el autor de una obra que se va componiendo según sus pulsaciones y necesidades. Es la obra de un raro por una suerte de clasicismo posmodernista que está tan lejos del narcisismo intelectual de los novísimos como del sentimentalismo urbano de los sesenta.

Sin peso al hombro

cae una pluma

que reintenta

en su descenso

evitar la caída

pero cae

a merced del viento.

Revuelo de palomas.

(Nube de pimienta

el vaho a pólvora

de la deportista escopeta.)

Ni poesía de la experiencia, ni de la diferencia, ni del conocimiento. Es una poesía primaria, casi sin artificio entre la idea originaria que provoca el poema y lo que se lee, y sin embargo muy contenida, muy acendrada. Tiene el interés de lo intenso, de poder descubrir en sus versos la pureza de la intuición poética que se basa en la percepción sensual (muy mediterránea y colorista), y en su percepción de lo humano, que, por lo que le ha tocado vivir, tiene el color del desengaño pero no del descreimiento.

NO MIENTAS

Mentirás si no callas,

si más allá del aforo

se te ocurre alegar

que esa honesta mano tuya

que empuña, encierra, aprieta,

será siempre más capaz

que la mía, amplia pero vacía.

Así que calla, insolente, no mientas,

y menos aún cuando eres tú

yo mismo.

Fácil decir no miento

mientras se inventa

- atractiva –

la próxima mentira.

El libro tiene tres partes: La primera, Justo lo Justo, son poemas cortos, casi acertijos poéticos en busca de sensaciones que el lector ha de encontrar en sí mismo.

La luz tan intensa que aquí se respira

tan abierta se derrama

que a la mar aparta

y su desvestido fondo resalta

y contrasta con la más honda sequía.

(Las Negras, Cabo de Gata, Almería)

La segunda la forman los poemas evocativos que tienen título, más convencionales, pero dotados de un lenguaje poderoso y a veces algo efectista;

LA MÁSCARA

Es mi sombra serena

sospecha y criatura,

cintura y penumbra

que perdura a mi lado

plagio de mis huesos.

Y ataca por sorpresa.

¡Qué hago yo

en mitad de un secano

tumbado panza arriba,

rebozado de tierra

y silbando sin saliva!.

Caso aparte si sueño.

Esta sed estúpida, terca,

de querer hacer llover

cuando la lluvia tiembla,

tirita de asombro

difuminándose en niebla.

La Rambla, cascada de piedras.

Dentro, muy adentro,

casi fuera de los sentidos

soy un agujero negro

que rezumba de su fondo

ráfagas de fosfenos.

Voz perdularia y sin fruto.

La máscara sin máscara me asusta,

es el grito sin velo,

la noche descuartizada,

el cuarto oscuro, una trampa,

yo desnudo ante todo en silencio.

Canto del loco que vaga sin rumbo.

Los caligramas recuperan la técnica vanguardista que acercaba la literatura a las artes plásticas y que nació como desarrollo literario del cubismo, bien ejecutados y con bella factura, pero, probablemente lo menos valioso de un libro que merece la pena ser leído con mucha atención.